viernes, 5 de diciembre de 2008

Muerte de disjuntos

Miedo, fracaso, terror a ser
futuro incierto, reyerta de disjuntos.
Odio, alimento de la carne humana
mas es dolor, lo que me hace respirar
en búsqueda de tan preciado
y olvidado anhelo.

Aquellos, recuerdos son aquellos,
y nuestros, los días dorados
en que como jóvenes
reíamos y danzábamos
ausentes de tal rencor,
aquel del que bebemos
hasta morir en la disputa
que en el presente nos separa.

Hoy, día en que te extraño
pasado, época en que tus ojos
rondaban en mi mente
y clavábanse como dos fieras
carentes de afecto, ternura
mas rebosantes de melancolía,
la que habita en tu alma
y no te deja ser.

Miedo, presente que me invade:
oculta y sublime esencia
que yace profana sobre el ápice
de nuestro recordado ser.
Vos, ella, yo, él, todos
inmersos en este valle y
lagrimas las que brotan de él.

Futuro, pasado incierto.
La felicidad, el sentimiento de los dioses
bregando por un fuego efímero
aquel, cual Prometeo nunca hubiese amado.
Progreso, meta presente, y olvido
anhelo indómito de mi alma en pena.

¿Será que nacemos esclavos
sometidos por la propia pasión?
¿O tal vez, seremos libres
mas tiranizados por la razón?
Aquella que adolece y envenena,
aquella que hasta la más refulgente luz
vuelve deletérea y sombría.

Adiós, cenizas de una historia
en la frágil caja de cristal de mi alma,
Oh, pereced en el último de mis suspiros.
Adiós, a tu nombre y a tu cuerpo,
el fin de nuestros días es Hoy
y debe ser este abrasado
por el recuerdo de nuestra amistad,
furtiva y sagrada reminiscencia de amor,
mas mortal y fingida liturgia de desconocidos.

Respóndeme, búscame, ámame,
solo si aún somos lo que solíamos
Grita mi nombre entre sueños,
solo si aún nos correspondemos.
Mas si al recordar mi cuerpo,
mi naturaleza, mi esencia
la sangre que mancha tus venas
no ha de hervir, pues entonces,
déjame ir, la razón habrá triunfado.

No hay comentarios: